martes, 10 de diciembre de 2013




¿A quién le pedimos posada?


En estas fechas decembrinas, que por cierto, creo son de mis favoritas, andamos peregrinando de posada en posada.  Y al hablar de posadas me pongo a pensar en las muchas ocasiones en las que vamos mendigando espacios y posada en el corazón de la gente. 

Pareciera ser que esta profunda necesidad de pertenencia y reciprocidad nos acompaña no sólo en la niñez y adolescencia, sino a lo largo de gran parte de la vida, si no es que durante toda.  Nos hemos querido creer la fantasía de que “no necesitamos de otros”, de que “la felicidad está adentro de uno mismo”, como nos dirían algunos… sin embargo, la realidad es que siempre necesitamos de otros, que venimos de otros y que todo lo que somos tiene de alguna manera u otra relación con esos  otros.  Esta idea de una supuesta “independencia” y  “autonomía” está fuertemente influenciada por una visión individualista. Creo que dicha visión podría haber tenido la buena intención de ayudarnos a superar la trágica realidad de que SI NECESITAMOS Y NECESITAREMOS DE OTROS durante toda la vida, y que muchas veces esos otros, aun reconociendo dicha necesidad, no responderán con reciprocidad, lo cual nos dejará sin posada en muchas ocasiones, teniendo que mantenernos en búsqueda de nuevas personas, hasta que vayamos encontrando en dónde sí podemos pedir posada y a quiénes sí podemos pedirles nos sostengan, nos acompañen sabiendo que responderán.  

Creo que el reto, más que fantasear que no necesitamos de nadie (fantasear con ello no elimina la realidad que seguimos anhelando ser recibidos en el corazón de los que nos rodean) está en aprender a distinguir dónde pedir posada, y al mismo tiempo sostenernos en los momentos incómodos de vulnerarnos para intentarlo de nuevo cuando una posada que nos había recibido, no nos recibe más, y necesitamos abrirnos a nuevos espacios, nuevas personas, nuevos OTROS que nos puedan recibir con gran alegría.  Sin embargo, así como en las posadas se conmemora la tradición de la búsqueda de un asilo de los padres de Jesucristo, en nuestra vida necesitamos tal vez aceptar que se tienen que tocar muchas, muchas puertas, con gran humildad, coraje y valentía, hasta encontrar aquel pesebre que nos reciba con calor, cariño, sorpresa y admiración.  

2 comentarios:

  1. Me suena a "Lo quieres? no? bueno tu? lo quieres? no?..." Bien Desiree, bien! -IS

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  2. Le digo que me dice que le digo puesn!! jajajaj no se quien eres pero abrazos sonrientes hasta donde estés

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