SED O NO SED…
Ser
o no ser, ésa es
la cuestión. ¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes
de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades, y
darlas fin con atrevida resistencia? Morir es dormir. ¿No más? ¿Y por un sueño,
diremos, las aflicciones se acabaron y los dolores sin número, patrimonio de
nuestra débil naturaleza?... Este es un término que deberíamos solicitar con
ansia. Morir es dormir... y tal vez soñar. Shakespeare
La gran
pregunta se nos impone en cada instante de la existencia… ¿ser o no ser? Intentamos evadirla por momentos dando por
hecho que lo “obvio” es SER. Sin
embargo, cada instante elegimos ser o no ser, ser de una manera o no serlo, ser
con alguien o ser en soledad, ser disfrutando o no, y finalmente en estas
pequeñas elecciones terminamos por elegir seguir siendo o no. Camus, gran filósofo del absurdo (1914-1960), habla con atino de
nuestra tension entre lo absurdo de existir y al mismo tiempo las inmensas
ganas de encontrar sentido a lo que vivimos.
El nos recuerda que nada nos impide elegir morir, más que la propia
rebeldía de asumir nuestra responsabilidad ante la existencia, que aunque puede
llegar a ser absurda, es nuestra. Y nos
invita a enfrentar la posibilidad del absurdo con lucidez y no con evasion; a
acercarnos a esta duda de si vale la pena o no vivir con entereza y elegir con
dignidad.
Ahora,
tal vez me esté poniendo intensa y filosófica pero confieso que esto me está
“hacienda figura” como diríamos en Gestalt, desde hace semanas mientras preparaba una
conferencia para jovenes entre 15 y 20 años sobre la prevención del suicidio. Pensaba, “¿cuántas veces les han venido a
decir a estos chavos que la vida tiene sentido?” “Cuántos argumentos decimos
los adultos escandalizados de que alguien se cuestione seguir viviendo?” Y
“¿realmente tendrá sentido para ellos?
Es más… Los adultos que tanto les motivamos , ¿vivimos apasionados por
estar vivos? ¿amamos nuestra vida? ¿le encontramos sentido siempre? ¿asumimos
la responsabilidad de seguir vivos pudiendo elegir el suicidio? …. Y
sinceramente me parecía bastante violento llegar a una conferencia con chicos
cuyas vidas y dilemas no conozco a afirmarles que “deben querer vivir”… Pero,
¿cómo hacer mi trabajo de llevarlos a una reflexión que respete el hecho de que
tal vez, muchos de ellos piensen que la vida es absurda, y al mismo tiempo
permita abrir la posibilidad a encontrarle más ganas (o passion) a la vida?”
Bueno, finalmente supongo que lo que se espera de nosotros los psicoterapeutas
es que “ayudemos a que las personas que se acercan encuentren sentido”. Y a mi, aunque sea psicoterapeuta, me sigue
hacienda ruido el atrevimiento de “prohibirle” a alguien las ganas de morir o
por lo menos el cuestionamiento….
Así que
me puse a pensar en algo más simple pero, supuse, más llevadero… en lugar de
preguntarme ¿SER O NO SER? me vino a la
mente las ganas o no ganas de algo…. “SED O NO SED” de algo….
Como que
la SED es algo menos filosófico y más cotidiano de pensar. ¿tengo sed o no? ¿tengo ganas de tomarme algo o no ? y de ahí imaginaba a estos chicos con sed de
diversion, o sed de cariño, o sed de afirmación, o sed de ser vistos, o sed de
un “break”…. Y por ahí me parecía menos violento llegarles. Así que la conferencia en realidad se llamó “¿SED
O NO SED? Esa es la cuestión” ..
Desde que
somos pequeños surge una sed enorme de conocer el mundo, de descubrirle, de
jugar y de aprender…. Y con el tiempo, por muchas circunstancias vamos
perdiendo la sed, la sed continua hacia ganas de crecer, de trascender, de
amar….. Pero a veces, cuando uno tiene mucha sed y el mundo nos reporta que
“eso no es importante” o que “dejemos de soñar” o cuando los adultos (o el
mundo en general) a nuestro alrededor se
muestran indiferentes, desabridos, sin pasión, sin sed, entonces nuestra sed se
empieza a apagar… y poco a poco podría llegar incluso un punto donde se agote
la sed y tengamos una sensación de sinsabor, de no ganas, de SEQUIA…. Que haga
que nuestros sueños, ilusiones, locuras y pasiones se sequen también…. Y
entonces comienza la pregunta de “¿para qué vivir si de todas formas siempre
pasa lo mismo?” o “¿para qué amar si siempre se acaba?” o “¿para que me
esfuerzo si no servirá de nada?”
Me
es inevitable volver a Camus con su analogía de la PIEDRA DE SISIFO. Camus retoma de la mitología griega a Sísifo. Sísifo, había hecho enojar a los dioses quienes le
castigaron quitándole la vista y asignándole una tarea eternal: Sísifo tendría
que vivir ciego y dedicar la eternidad a empujar una enorme piedra de la base
de una montaña a la cima, sabiendo de antemano que al llegar a la cima, la
piedra caería de nuevo una y otra vez…eternamente. Y así Camus nos invita a
pensar en la conciencia de la inutilidad, en lo absurdo de hacer la tarea de
luchar o existir una y otra vez, sabiendo que siempre caeremos de nuevo. Pero
frente a este absurdo, propone un Sísifo rebelde, uno que tome su piedra y
elija hacerla suya, ya viviendo por el “castigo absurdo de los dioses” sino
eligiendo asumir con dignidad su tarea y cargando su piedra. Aceptar el absurdo es la única forma de adquirir dignidad. “Uno
debe imaginar a Sísifo feliz”, decía Camus.
Y declara que esta posición lo salva de su destino suicida.
Esta es
mi invitación hoy… reconocer el absurdo de muchas tareas diarias, de muchas
vivencias, y reconocer también, que frente a ellas, podemos rebelarnos y
hacerlas nuestras, podemos cargar nuestra piedra (existencia) con entera
conciencia de que tal vez es absurda pero de que la cargamos simplemente porque
queremos hacerla con absoluta lucidez.
“Vivir la
vida con passion no para escapar del absurdo sino para hacerle frente con
absoluta lucidez”. Albert Camus.
¿Cuál es
tu piedra?